John McCarthy, una figura central en el nacimiento de la inteligencia artificial, ya había sembrado ideas revolucionarias. Su visión de máquinas capaces de razonar y aprender impulsó la necesidad de un lenguaje de programación que pudiera manejar la complejidad del pensamiento simbólico. Fue así como concibió LISP (List Processing), un paradigma que rompía con las estructuras secuenciales de los lenguajes existentes.
La innovación clave de LISP residía en su manejo de listas enlazadas como estructura de datos fundamental. Esta elección aparentemente simple ofrecía una flexibilidad asombrosa para manipular símbolos, representar conocimiento y construir programas de una manera inherentemente recursiva. Esta capacidad lo convirtió en la herramienta predilecta para los primeros investigadores de la inteligencia artificial, permitiendo avances significativos en áreas como el procesamiento del lenguaje natural y la resolución automática de problemas.
La presentación de LISP en 1959 no solo introdujo un nuevo lenguaje, sino que también sentó las bases para una nueva forma de pensar sobre la programación y la inteligencia artificial. Su influencia perdura hasta nuestros días, y aunque el panorama de la programación ha evolucionado enormemente, los conceptos introducidos por McCarthy con LISP siguen siendo relevantes e inspiradores.