En un modesto garaje de Palo Alto, California, en 1939, dos jóvenes emprendedores con una visión clara y algo de ingenio dieron vida a lo que hoy conocemos como Hewlett-Packard, o simplemente HP. William Hewlett y David Packard, ambos graduados de ingeniería eléctrica de Stanford, unieron sus apellidos y sus talentos para fundar una compañía que revolucionaría la industria tecnológica.
Con un capital inicial de tan solo 538 dólares, estos pioneros comenzaron a desarrollar una variedad de productos electrónicos. Su primer gran éxito llegó con un oscilador de audio de alta precisión, el HP200A. La calidad y la innovación de este instrumento llamaron la atención de Walt Disney Studios, que lo utilizó para probar y certificar su innovador sistema de sonido para la película «Fantasía».
Este contrato inicial no solo proporcionó a HP un impulso financiero crucial, sino que también sentó las bases de una filosofía empresarial centrada en la calidad, la innovación y la satisfacción del cliente. Desde sus humildes comienzos en ese garaje, HP creció constantemente, expandiendo su catálogo de productos a calculadoras científicas, computadoras personales, impresoras y mucho más, dejando una huella imborrable en la historia de la informática y la tecnología.