En 1975 las Naciones Unidas establecen el de marzo como el Día Internacional de la Mujer, aunque ya existían numerosos antecedentes de esta celebración en varios países del mundo. La fecha recuerda a las 129 mujeres que murieron en EEUU en 1908 encerradas en un incendio mientras recamaban por condiciones laborales dignas y equiparadas con los trabajadores varones. Cada 8 de marzo nos convoca entonces a reflexionar acerca de la lucha de las mujeres por la igualdad, el reconocimiento y ejercicio efectivo de sus derechos.
En los años cuarenta, existió un grupo de mujeres pioneras de la computación cuya historia es muy poco conocida: se trata de las Top Secret Rosies, las programadoras de la primera computadora ENIAC.
Al entrar en la Segunda Guerra Mundial, el ejército estadounidense se lanzó a una búsqueda de mujeres jóvenes con habilidades para las matemáticas. La idea era mantener a los hombres masivamente en combate, mientras que las mujeres trabajarían en los laboratorios de balística realizando cálculos y confeccionando tablas de datos para calcular rápidamente el alcance de los proyectiles en el campo de batalla. Para realizar estos cálculos fue necesario crear la computadora ENIAC. Un equipo de mujeres, especialmente brillantes en su trabajo, fueron seleccionadas para participar en el desarrollo y la programación de la máquina. Como tantas veces en la historia, mientras que los ingenieros que la construyeron, John Presper Eckert y John William Mauchly, tuvieron fama y reconocimiento por su trabajo, el nombre de las programadoras fue silenciado sólo por su condición de mujer. Hoy, en ocasión del Día de la Mujer, rescatamos su tarea y en ese recuerdo homenajeamos a todas las mujeres: se llamaban Betty Snyder Holberton, Jean Jennings Bartik, Kathleen McNulty Mauchly Antonelli, Marlyn Wescoff Meltzer, Ruth Lichterman Teitelbaum y Frances Bilas Spence . (ver imagen)
Colaboración Ricardo Leithner