Vamos a profundizar en la historia de un virus informático que marcó un antes y un después en la seguridad de los sistemas: Chernóbil, también conocido como CIH. Su fecha de activación fue el 26 de abril de 1999, coincidiendo con el aniversario del desastre nuclear de Chernóbil, de donde tomó su nombre.
Este malware, creado por el estudiante taiwanés Chen Ing-Hau, se distinguió por ser uno de los primeros virus capaces de atacar directamente el BIOS (Sistema Básico de Entrada/Salida) de las computadoras. El BIOS es fundamental, ya que es el primer software que se ejecuta al encender el equipo, encargándose de inicializar el hardware. Imaginen que es el «arranque» esencial de su computadora.
La peligrosidad de Chernóbil radicaba en que, al activarse, intentaba sobrescribir la memoria Flash del BIOS. Si esta acción tenía éxito, la computadora quedaba completamente inutilizable. Al encenderla, la pantalla permanecía negra, sin posibilidad alguna de iniciar el sistema operativo o acceder a los datos.
Chernóbil también era capaz de borrar la información almacenada en el disco duro, complicando enormemente cualquier intento de recuperación de datos. Su propagación se realizaba principalmente a través de archivos ejecutables (.EXE) infectados, que se distribuían a través de software no oficial y, en algunos casos, incluso a través de descargas aparentemente legítimas.